Formación
Juniorado
La profesa se compromete a amar y servir con el amor de Cristo y madura el sentido de pertenencia a la familia salesia.
Es el período de formación que va desde la primera profesión hasta la profesión perpetua. La juniora, mediante un acto público, se compromete, ante Dios y la Iglesia, a vivir los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, votos que renovará anualmente hasta la profesión perpetua.
En esta fase, la joven se involucra en forma más directa en la misión apostólico – educativa del Instituto y, por lo tanto, se encuentra viviendo con mayor responsabilidad personal su propio camino de formación. Experimenta que la vida consagrada se califica en la totalidad del don de sí misma a Dios, configurándose gradualmente con Aquel que es “manso y humilde de corazón” y se concreta en una viva pasión por el ser humano al cual sirve con cordial amabilidad.
El objetivo es favorecer en la religiosa una continua formación para madurar progresivamente una fidelidad cada vez más radical al Señor (RdV. 69).
La profesión temporal se emite anualmente, por un período de seis años, el último de los cuales es de preparación para la profesión perpetua. La profesión temporal puede prolongarse hasta nueve años, de acuerdo a lo establecido en el Derecho universal (RdV # 71).