Redactado por: Sor Mercedes De La Torre – Comunidad Hnas. San Pablo del Lago
La realidad mundial que vivimos causada por la pandemia sigue afectando a muchas familias del mundo, al mismo tiempo los medios de comunicación nos bombardean de información, de avances o retrocesos en varios aspectos humano, social, económico, político, etc.
El panorama es amplio, pero me detengo en la realidad pastoral de la parroquia de San Pablo con sus 14.000 habitantes.
El primer tiempo parecía que todo se paralizaba, pero la exhortación que nos dice San Pablo ¡Ay de mí sino evangelizo! (1cor 9,16); se volvió urgencia, solidaria.
Y continuamos la evangelización en primer lugar extendiendo tiempos de adoración eucarística, fuente y culmen de la vida cristiana para presentar las realidades de tantas familias necesitadas de esperanza y de tantos enfermos afectados del covid 19; utilizando la comunicación online para llegar con el mensaje a los grupos de la pastoral juvenil Salesia, a los monaguillos, catequistas, y en la animación litúrgica.
La catequesis de iniciación cristiana fue uno de los puntos claves en la parroquia porque nos tocó buscar maneras de ser cercanas con las familias y establecer metodologías de catequizar ya que la mayoría no tenía acceso al internet; en sí los padres de familia se volvieron catequistas aún sin estar preparados pero el amor a Dios y el don de la fe que se empeñan por cultivarla descubrieron la alegría de conocer y escuchar la Palabra que transforma. Mientras que la catequesis en los sectores rurales se volvió más precaria ya que no llega la señal internet – televisión del estado, el trabajo fue acompañar- formar a los catequistas.
En otro ámbito con la ayuda de personas solidarias y actividades locales cada mes se distribuye a las personas pobres y ancianos una pequeña funda de víveres, realidad que va aumentando debido a la situación que vivimos en todas partes.
Toda esta realidad es un nuevo llamado a buscar y activar la caridad mediante iniciativas para acompañar a nuestros hermanos en la dimensión humano-cristiana. Y así actualizar lo que el papa Francisco exhorta: La caridad, vivida tras las huellas de Cristo, mostrando atención y compasión por cada persona, es la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza.
Surge en nuestros corazones agradecer a Dios por ser llamadas a ser instrumentos suyos y multiplicar las acciones, actitudes del buen samaritano.